Tablas

Tablado sobre carruaje en la representación de un
Misterio de Chester. Inglaterra, siglo XV.

Jorge Ávalos


“Tablas” es el término popular con que se denomina a los escenarios de la calle, a menudo efectivamente construidos con tablas de madera debido a su carácter temporal. Por extensión se le llama “tablas” a todos los escenarios teatrales.

Existen registros visuales y documentales que se remontan a la edad media en Europa en los que se muestran elevaciones cuadradas cuyas plataformas se construían con tablas de madera. En estos tablados se representaban todo tipo de actos públicos, principalmente de carácter religioso o social, y entre los que se contaban las ejecuciones, consideradas espectáculos de castigo, pena, contrición o arrepentimiento público, y en último caso, de sometimiento al poder religioso o político. A estos tablados también se les conoce como tarimas y entarimados y se usan hasta hoy en día porque la elevación del escenario permite la visualización de un acto público por el mayor número posible de personas reunidas en un terreno plano.

En su forma más popular, el tablado se disponía con la colocación de varias tablas sobre dos caballetes. Con el tiempo, las tablas utilizadas para fines teatrales adquirieron mayor sofisticación. Por ejemplo, algunos teatros itinerantes utilizaban el techo de los carruajes como tablado. Esto significaba que el público podía rodear completamente el tablado, el cual podía ser visible a un público más extenso por su mayor elevación. La implementación de decorados (telones de fondo pintados) para sugerir escenarios ficticios supone la restricción del público a una disposición semicircular. En el momento en que se integran puntos de entrada laterales para los actores con el propósito de acrecentar la ilusión de que están en el lugar que designa la historia representada, se restringe la disposición del público a una perspectiva frontal del escenario, y se cimenta así la noción de las tablas como escenario, abriendo el camino a la autonomía del teatro como evento público y a la edificación de los espacios teatrales de carácter permanente.



© Jorge Ávalos

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